Restaurante Portal Del Carmen - Rubielos de Mora, Teruel

El Pucherete de Mari

No sé ni por dónde empezar porque después de las expectativas generadas tras leer algunas de las reseñas publicadas por otros usuarios en Google sobre este restaurante pensé que nos habíamos equivocado de sitio. Decepcionante es decir poco, el mejor recuerdo que me llevo es el entorno donde se ubica este establecimiento, el antiguo convento de las Carmelitas Calzadas del siglo XVII. Para empezar llamamos al restaurante para reservar y comer ese mismo día y nos dijeron que sí pero que tenía que ser a las 13:00h, pensamos que sería porque el sitio estaría lleno, lo cual nos hizo pensar que habíamos hecho una buena elección. Cuando llegamos al restaurante estaba totalmente vacío lo que nos dejó un poco sorprendidos y no entendimos porque si no había nadie nos dijeron que teníamos que reservar a las 13:00. Elegimos comer fuera, en la terraza por las vistas del claustro y nos ofrecieron una mesa a la que ya le daba un poco el sol, se lo comentamos a la persona que nos atendió porque en nada tendríamos sol de pleno y hacía calor pero nos dijo que no nos preocupásemos que nos daba tiempo a comer sin que nos diera el sol de pleno. Al poco llegó una pareja y también les dieron mesa al sol. El caso es que había mesas donde no pegaba el sol y no había más gente…… Respecto a la comida elegimos el menú de 30€ pax creo de verdad que debería haber costado máximo 15€ por lo que incluía. Constaba de dos entrantes, principal y postre. Los entrantes eran de degustación llevado al extremo del minimalismo. El primero Ajo blanco con uva y crujiente de jamón era 1 cucharada sopera de ajoblanco con una uva partida por la mitad y el crujiente de jamón no estaba, en su lugar un poquito de polvo de jamón tan escaso que apenas podías saborearlo. Una imitación muy tasada de quiero y no puedo de alta cocina. Mucho plato y poco más. El segundo entrante fue ya de traca: la Ensalada de tomatico del terrenico con pesto. Tomate duro como una piedra, 5 trocicos que llevaban hasta el pezon de la rama con un poco de pesto. De principal pedimos: una Carrillera de cerdo que tenía un suplemento de 5€ . Y el otro principal un trozo de Lomo a baja temperatura que estaba más seco que seco. La temperatura si que debió ser baja, la carne no estaba tierna como caracteriza la cocción con esta técnica culinaria. La presentación de los principales podéis ver las fotos, muy fina no es y en la carrillera pues tuvieron el detalle de colocar el medio tomate que les sobró de hacernos la ensalada de tomatico. Los postres remataron el menú, por cierto no los comimos bajo la solana que nos caía en la mesa, esa que el señor que nos atendió dijo que no tendríamos. Tuve que cambiarme de posición y sentarme al lado de mi pareja porque no se podía aguantar el sol que caía, parecía que estábamos en el sofá de casa viendo la tele y comiéndonos el postre. Por cierto la pareja que llegó después que nosotros, que estaban en la mesa cercana a la nuestra, los pobres también andaban cociéndose al sol, el hombre se levantó y se refugió del sol tras un pilar que había junto a la mesa. De postre pedimos Brownie, estaba bien compacto, brownie pisapapeles, y una Torrija de la abuela, a la abuela debió olvidársele mojar el pan en leche porque estaba seca seca.
Antes de la comida pedimos un vermut que nos sirvieron en una mini copa con un pedazo de hielo gigante así que poco vermut saboreamos. 72,50€ total de la cuenta. Valorar vosotros

Aaron Cuenca

En un lugar encantador de uno de los pueblos más bonitos y bellos de España, encontramos un restaurante en un claustro mágico.

El entorno no tiene precio, y sorprendentemente la gastronomía esta más que a la altura, cocina tradicional con un toque de autor que la hace diferente. Cantidad y sabor excelente.

Sin duda una de las mejores bodegas de la Comunidad Valenciana con vinos extremadamente complicados de encontrar en España. Disfrutamos como enanos!!!

Su propietario te hace sentir como en casa, algo complicado en la restauración de hoy en día, o mejor dicho te hace sentir como en casa de la abuela. Donde te sentabas y disfrutabas de la comida con una sonrisa en la cara de oreja a oreja.

Una experiencia muy recomendable, sin duda volveré y aconsejaré a mis amigos.

Cristina Rodriguez

Delicioso menú, espectacular servicio y mejor trato. El sitio, lo merece. Para repetir mil veces.

Joan Moisés

Gran restaurante con un encanto especial en el monasterio de Carmelitas

Conde Aranda

Comida interesante, precio correcto. El convento precioso, en particular el claustro. Amables.

Mirada Distinta

Restaurante muy acojedor! Chefs! Geniales! Te atiende como una mas de la casa! Muy cercanos!
Y la comidaa! Muy acertada, muy diferente a la comida de la zona! Si quieres frituras tienes muchos donde elegir, si quieres algo del terreno pero que no encuentres por los bares , este es el sitio!
Platos con la cantidad adecuada!
Comimos un ciervo con toque chocolates, que nos quitamos el sombrero, un jamon! Por no decir el pan casero que nos saco! El pastel de ternasco! Una tarta de queso! Muy diferente! Sabor de 11!! Enfin que si paso por el pueblo repito a probar cosas! Porque nos sorprendio muchisimo!

Francisco Javier Lledó Fuster

Es un lugar con mucho encanto, una atención muy buena y personal, y una calidad en los platos que da ganas de volver. Esta dentro de un claustro, dónde se come muy tranquilo y sin ruido. Si se va en temporada puede comerse rebollones de la zona, así como otros tipos que nos pusieron para probar. La carta de vinos es extensísima. Tienen un menú, aunque quizá a nosotros nos parecía que valía más la pena pedir por carta, por probar productos de la zona.

Ruth Laguna

Lugar con mucho encanto. Tranquilidad absoluta, comimos en el patio del claustro acompañados de una música clásica muy agradable. Cocina de calidad. El servicio de los mejores que recuerdo, José Correa se encarga de que todo esté perfecto y de que el comensal disfrute cada momento, ha sido una gran experiencia. El cordero estaba espectacular. Volveremos pronto.